Introducción a la psicomotricidad relacional

       Para romper con el planteamiento educativo actual, fundamentado en la repetición y las funciones memorísticas, desde el comienzo de la etapa de Educación Infantil a los 3 años debemos promover el desarrollo de la creatividad y alimentar la estimulación motriz para llegar hasta el desarrollo de la cognición. Los niños y niñas emprenderán el camino hasta establecer relaciones entre el cuerpo y la mente que les proporcionarán estabilidad motriz, afectiva y cognitiva.

      Como afirman Arnaiz y Bolarín (2016): “La psicomotricidad debe ser entendida como un medio de expresión de la vida psíquica a través de la vía corporal, de modo que interviniendo sobre lo corporal, se puede actuar sobre lo psíquico, sobre lo afectivo y lo cognitivo”.

      Un método que comienza a coger fuerza en nuestro tiempo es el descubrimiento guiado o lo que entendemos en Educación Infantil como Psicomotricidad Relacional.

      Ese movimiento constante a través del cual se expresa el niño, en una búsqueda permanente de relación con los objetos y con los demás, ese deseo irreprimible, debe tener alguna significación, alguna razón de ser, una finalidad en su evolución. Es sobre el origen y la evolución de ese movimiento espontáneo sobre lo que hace falta interrogarse y no sobre el “cuerpo”. Con esta fluidez permanente del movimiento es con lo que nosotros trabajamos y no con cuerpos estáticos.

      A continuación se muestran algunas fotos de una sesión de Psicomotricidad Relacional, adaptada al espacio disponible, del grupo del C.E.I.P. San Fernando.

       Lo que se traduciría en un conjunto de actividades que priman la libertad y el lenguaje corporal como medio de expresión y comunicación con los objetos, el espacio y los demás. Una clara unión entre la capacidad afectiva, física y cognitiva.